En la Constitución de la dictadura se dice que las mujeres tienen derechos no menores que los varones. Pero lo cierto es que viven situaciones y condiciones diferentes. Las mujeres han vivido situaciones de subordinación y exclusión con relación a los hombres, lo que ha generado que no puedan ejercer sus derechos en igualdad de condiciones. Por eso desde las revoluciones populares de Inglaterra y Francia las mujeres han propuesto una serie de derechos que en la práctica se nos han negado. Cuando esas revoluciones fueron expropiadas por la burguesía europea se derrotó a las mujeres y las primeras feministas fueron asesinadas: Wollstonecraft en Inglaterra y Olympe de Gouges en Francia, Desde ese momento las mujeres no hemos dejado de luchar por nuestros derechos. Lo haremos en la Constituyente del Bicentenario. Hasta ahora ninguna constitución del mundo ha recogido los derechos de la mujer. Deben ser consignados en la del Bicentenario:

• A no ser discriminada por condición social, de clase u origen étnico.

• A la identidad sexual y al libre ejercicio de la sexualidad. Ni la policía ni la iglesia pueden decidir sobre tu cuerpo o decirte que es moral y que no, incluido el trabajo sexual. En el caso de las trabajadoras sexuales a rechazar la “protección” de proxenetas.

• Al matrimonio, unión civil o contrato de convivencia sin importar tu identidad sexual.

• A educación gratuita, laica y de calidad. La educación religiosa quedará en el ámbito doméstico. A cambio de eso se la educación preparará a todos para la vida en común, incluida la sexualidad

• A recibir una educación sexual objetiva, científica y veraz. Desconfía de aquellas personas que te dicen, por ejemplo, que “la sexualidad es pecado”.

• A la salud, gratuita, de calidad y con un trato digno. con respeto. Nadie puede imponerte una operación que no deseas. No más esterilizaciones forzadas.

• A recibir información, atención y tratamiento para las enfermedades específicas de las mujeres, como es el cáncer de mama y el cáncer cérvicouterino, entre otras

• A que se reconozca el trabajo doméstico, como fuente importante de desarrollo familiar, social y comunitario. El Estado otorgará un sueldo al cónyuge que se encargue del cuidado del hogar y la formación de los próximos trabajadores.

• A recibir un salario justo e igual al de los varones, por el mismo trabajo.

• A no ser despedida por estar embarazada o por presentar alguna enfermedad, por ejemplo, VIH.

• A negarte al examen de no gravidez para ser contratada.

• A participar políticamente ya sea individualmente o como lideresa social.

• A que se tomen en cuenta las condiciones, demandas y necesidades de las mujeres en la formulación de políticas públicas.

• A vivir una vida libre de todo tipo de violencia en todos los ámbitos: familiar, educativo, laboral, comunitario e institucional

• A ejercer tu maternidad sin presiones ni condicionamientos. A decidir si quieres o no ser madre, el número de hijas o hijos, el tiempo y la persona con quien quieras tenerlos o bien, elegir tu maternidad sin pareja.

• A emplear el método anticonceptivo que tú elijas, sin presión de tu pareja.

• A la interrupción del embarazo de forma gratuita

Este documento es producto de un trabajo colectivo y seguirá elaborándose más allá de la realización o no de la Constituyente del Bicentenario. Solicitamos envíen sus ideas a cumplidan@gmail.com