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12 de Octubre: la invasión de América y el nacimiento del capitalismo

Escribe: Daniel Mathews

Publicado: 2021-10-12

Es conocido el párrafo que dedica Marx para explicar la importancia que tiene la India, el África y América en la acumulación del capitalismo:

El descubrimiento de los países del oro y de la plata de América; el exterminio, la reducción a la esclavitud y el entierro en las minas de la población indígena; el principio de la conquista y del saqueo de la India oriental; la transformación del África en un territorio de caza comercial de pieles negras, fueron los procedimientos que caracterizaron la aurora de la época de producción capitalista. Estos idílicos procesos constituyen los momentos principales de la acumulación capitalista

Ernest Mandel ha sumado el valor del oro y de la plata arrancados de América hasta 1660, el botín extraido de Indonesia por la Compañía Holandesa de las Indias Orientales desde 1650 hasta 1780, la ganancia del capital francés en la trata de esclavos durante el siglo XVIII, las entradas obtenidas por el trabajo esclavo en las Antillas británicas y el saqueo inglés de la India durante medio siglo: el resultado supera el valor de todo lo invertido en todas las industrias europeas hasta 1800. En base a este cálculo afirma que:

La afluencia de estas enormes masas de capitales hacia las naciones comerciales europeas entre el siglo XVI y finales del XVIII, no solamente creo una atmosfera favorable a la inversión de capitalesy a la expansión del “espíritu empresarial”. También se puede demostrar que, en numerosos casos, financió directamente la fundación de manufacturas y fábricas, dando de ese modo un impulso decisivo a la revolución industrial

Es en América que nace el capitalismo. El capitalismo nace como parte de la organización del sistema-mundo. En él nos toca a nosotros un papel subordinado pero sin el que no existiría tal sistema. Durante mucho tiempo se discutió, tanto desde posiciones nacionalistas, apristas o marxistas, si eramos o no capitalistas. Víctor Raúl Haya de la Torre proponía que antes de cualquier revolución socialista era necesario un desarrollo capitalista. Lo cierto es que eso no es posible porque nuestra burguesía no mira para adentro. Primero España, luego Inglaterra, hoy Estados Unidos mantiene nuestra economía exportadora. Hasta los intentos de industrialización en la década del 70 fue un impulso externo y terminó porque así lo determinaron poderes externos.

Pero la expansión del capital hacia estos nuevos espacios no fue sólo significativa para la economía. La colonialidad del poder se fundó, desde ahí para adelante, en una clasificación racial de la población del mundo. Los seres humanos son clasificados en superiores e inferiores, racionales e irracionales, primitivos y civilizados, modernos y tradicionales. Las expresiones artísticas son clasificadas en “cultura” y “folklore”. La distribución del poder en la sociedad excluye al indígena, pero también al joven, a la mujer, a las disidencias sexuales. Y, desde el poder, se naturalizan esas diferencias. El hombre blanco, adulto, heterosexual es, por “definición de la naturaleza” superior. Las relaciones no heterosexuales son “anti-natura”.

Dependiendo del color de piel las personas tendrían características psicológicas definidas. Los indígenas serían tristes todos, “sombríos” según el vals. Los negros sensuales. La literatura peruana está llena de expresiones de ese tipo. Y no estoy hablando necesariamente de tiempos coloniales. La independencia fue un proyecto excluyente, se hizo desde los hijos de los españoles contra negros e indígenas. Hasta hace poco para una mujer era una deshonra estar con un indígena o un negro. En cambio, en la doble moral del conquistador, se cazaba mujeres para violarlas. Todorov cuenta de una indígena que fue arrojada a que la coman los perros por no dejarse violar. El colonialismo y la esclavitud como prácticas pesaron sobre las mujeres con especial énfasis en el cuerpo y la sexualidad como forma de dominación y sujeción.

Por cierto, esto fue respondido con una resistencia tanto indígena como negra. Entre 1700 y 1783 se produjeron 143 revueltas y rebeliones en distintos puntos del virreinato. Pero no se les debe considerar precursores del proyecto de independencia triunfante. El indígena y el negro fueron excluidos de la construcción del Estado-nación tanto desde la institucionalidad política como desde la cultural e intelectual. Se produjo lo que varios han llamado una “segunda conquista”. Al imponer el liberalismo económico se suprimía la base legal de la autonomía comunitaria. Esto significó una invasión de las tierras comunales por parte de los hacendados. El despojo de las tierras comunales liberó un torrente de mano de obra que pasó a trabajar de siervos en una economía cada vez más opresora.

Contra esto se levantaron una serie de movimientos mesiánicos como los Canudos en Brasil, Tomochic en México, pero fueron derrotados por fuerzas mayores que, además, se amparaban en la idea de acabar con el atraso, modernizar el país, europeizarlo. En algunos casos, Chile es el más típico, mientras el ejército invadía tierras mapuches, los embajadores en Europa las regalaban a quien quisiera trabajarlas. No solo daban la tierra sino el pasaje para llegar a ella y plata para invertir. En el caso boliviano los despojados fueron los chiringuanos, guaraníes del altiplano, a quienes se les despojó de sus tierras para entregarlas a los criollos como premio por su participación en la independencia. Si bien es cierto que hubo resistencia, esta acabó con un genocidio: 6000 víctimas entre los chiringuanos. En Argentina los años 1860-1870 son los de expansión del sector ganadero con la “conquista del desierto”, que no es tal. El éxito ganadero llevará a Argentina a una industrialización dependiente y con ella a un repoblamiento de europeos, principalmente italianos.

Muchos han descrito nuestras republicas como feudales inclusive. Es cierto que aquí hubo servilismo e incluso esclavitud aún entrada la república. Pero feudales nunca fuimos. Nuestro sistema de gobierno estaba centralizado, primero con el virrey y luego con el presidente. Nuestra economía estuvo dirigida hacia el exterior, dentro de un sistema-mundo. Un sistema que para una acumulación más rápida del capital uso la clasificación racial para someter a las “razas inferiores” a regímenes laborales que los “blancos” habían superado ya hace tiempo.


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Anticapitalistas

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