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Petróleo o ecosocialismo

Expropiar Repsol. No más petróleo de la amazonía. Energías limpias. Nueva constitución para que esto sea posible 

Publicado: 2022-01-21

Hace unas semanas el gobierno anunciaba orgulloso el crecimiento de nuestra económica en un 13%. No hablaba del coeficiente GINI por lo que advertimos que no se podía aumentar ese porcentaje sin explotar a los trabajadores y malograr el ambiente. Nos tildaron de derechistas algunos y de terroristas otros, Pero hoy se ha confirmado que algo de razón teniamos.

El Perú está viviendo el peor desastre ecológico de su historia. Una marea negra se extiende desde Ancón hasta más allá de Chancay. Más de un millón de metros cuadrados (1´739,950.9 para ser más exactos) contaminados en un ecocidio monumental que dañará el mar no sólo en lo inmediato sino para las próximas generaciones. El daño para los seres humanos es claro, no sólo porque somos parte de la naturaleza sino porque en esa extensión hay más de 800 personas que viven de la pesca artesanal. Prácticamente se ha tirado al mar 250,000 barriles de crudo. 

Según el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp), el petróleo derramado ha afectado las áreas de los Islotes Grupo de Pescadores de la Reserva Nacional Sistema de Islas, Islotes y Puntas Guaneras en 512 hectáreas aproximadamente y la Zona Reservada Ancón en 1758.1 hectáreas, afectando la biodiversidad de dichos ecosistemas.

Un barco bombeaba petróleo a una boya con un ducto hacia la refinería La Pampilla en el momento en que entro al litoral peruano el sunami ocasionado por la explosión de un volcán en Tonga. El oleaje hizo que el barco se desenganchara de la boya y que el petróleo se vertiera en el mar. Pero la empresa siguió bombeando. Hasta ahí ya hay responsabilidad de la empresa ¿Es que no tienen ningún mecanismo de control de este bombeo? Pero la responsabilidad va más allá aún. El informe de la empresa es un monumento a la mentira. Dice que el vertido equivale a 7 galones y que el área afectada es de 18,000 Km2. En un principio dijo que "había una mancha de 2,25 metros". 

Pero, lo que es peor, pareciera no tener ningún plan de remediación del desastre. Problemas como el que ha ocurrido no son de todos los días pero tampoco son extraños en la industria petrolera. Según el estudio La sombra del petróleo  solo entre el 2000 y el 2019 se han registrado 474 derrames de crudo en los lotes petroleros de la Amazonía Norte. El estudio indicó que el 65% de los derrames se debieron a fallas operativas y a la corrosión de los ductos y el 28% a la intervención de terceros, es decir, por responsabilidad de las operadoras. Como nos hace recordar Claudia Palomino desastres parecidos han provocado Frontera Energy, Petrobras y Xstrata en Tintaya (Espinar) y Cajamarca. 

La misma empresa Repsol fue sancionada ya cinco veces (2013, 2015, 2016, 2017, 2018) por derrames en La Pampilla. De modo tal que saben que es necesario tanto un plan de contingencia como uno de remediación. Que ahora esten recogiendo el petróleo con baldes y tirandolo a la arena parece hasta ridiculo. Cada hora que tardan en aplicer este plan agrava la situación. 

Por supuesto la empresa no es la única responsable. También la marina que, muy preocupada por tapar sus acciones terroristas del pasado, no alertó del sunami hasta un día después, un momento antes que se produjera la muerte de dos mujeres. Es decir, ni el sistema para detectar oleajes anómalos que adquirieron en 2018 por más de S/ 7 millones, les permitió actuar con mayor diligencia para evitar el desastre actual. 

El Ministerio de Ambiente demoró una semana en aprobar la emergencia ambiental y el Plan de Acción Inmediato y de Corto Plazo para la atención de la emergencia ambiental en el área geográfica afectada por el derrame de crudo. Recién estuvo listo el sábado 22 de enero. 

No puede dejarse de mencionar tampoco la responsabilidad de nuestras instituciones ambientales: el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) y el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (SERFOR). Ambas han sido descabezadas por los gobiernos anteriores y hasta ahora no cuentan con Presidente. 

Ya es hora de tomar las cosas en serio. No podemos seguir con las reacciones de coyuntura y se hace urgente una política de prevención, respuesta y atención frente a catástrofes ambientales que cubra a todos los pueblos del Perú amenazados por las actividades extractivas, de forma incluyente, integral, estructural y efectiva. 

Para comenzar deberiamos impedir que sigan funcionando empresas como Repsol que no tiene la menor idea de como evitar o remediar desastres. El gobierno debería expropiar los bienes de las empresas contaminadoras para usarlos en la remediación del desastre. Debería asegurar una pensión vitalicia a los pescadores que han quedado sin trabajo por los proximos años. Sin embargo eso no es del todo posible con la actual constitución. Hay que cambiarla. 

Pero hay que ir más allá. Esto supone que el Perú asuma el liderazgo internacional de una política de no más petróleo ni en la selva ni en el mar. Remplazar los combustibles fosiles con energias renovables (vientos, mareas, energía solar). Si para eso es necesario cambiar el Ministerio de Energía y Minas, el de Economia, el de Medio Ambiente, usted tiene la palabra, Señor Presidente.    

Pero nosotros, los ciudadanos de a pie, también tenemos algunas cosas que hacer: preferir el transporte colectivo al auto particular o al taxi, consumir productos de nuestra zona, que no suponen gran gasto de energía por el traslado desde su lugar de origen, ahorrar energía eléctrica lo más posible.  En el agro se debería privilegiar la producción orgánica a la industrial que supone uso de insecticidas, fertilizantes y pesticidas obtenidos a partir de recursos fósiles como el petróleo. 


Escrito por

Anticapitalistas

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