La jornada nacional fue contundente. Hubo movilizaciones y bloqueos de vías en 64 provincias, lo que representa el 32.7% del total de provincias a nivel nacional. Las marchas y concentraciones se llevaron a cabo en 59 provincias, mientras que la paralización parcial de actividades se registró en 8 provincias y los bloqueos de vías en 23 provincias. La cantidad de gente movilizada en ciudades como Lambayeque o Arequipa supera todos los cálculos posibles, todas las movilizaciones anteriores. 

En Lima se movilizaron unas 40,000 personas. En algunos casos caminaron muchos kilómetros para llegar a la movilización  marchando desde los conos. Incluso periodistas de la derecha liberal como Rosa María Palacios y los equipos de La República y RPP. Partidos de la pequeña burguesía como el Morado se sumaron a la marcha. La barra del Sporting Cristal estuvo presente. Y lo mismo ocurrió con grupos de fe como la Comunidad Luterana. Para nosotros queda claro que solo los pueblos y los trabajadores pueden ponerse al frente de un conglomerado tan variopinto. 

Es claro que no todos piensan igual que nosotros, hay quien piensa que deberíamos rebajar nuestras consignas para dar cabida a estos grupos. Pero, nos preguntamos ¿qué necesidad hay de rebajarlas si con ellas igual vienen y aceptan nuestra convocatoria? Mas bien es momento de asumir una realidad. Nos hemos puesto a la cabeza de la nación. Tenemos derecho a ser gobierno.

Desde que comenzó la lucha han sido los pueblos indígenas los que han encabezado la lucha. Los sectores sindicales lo han hecho de manera insuficiente. El apoyo de la CGTP es insuficiente. Los gremios estatales no se presentan a la marcha y prefieren ir a dialogar con el gobierno. La izquierda sigue en el juego parlamentario como si nada pasara en las calles. Eso supone que se está forjando una nueva dirección del movimiento. Una dirección de frente único pero surgida desde abajo, La tarea es irle dando forma y fuerza. Convertirla en una opción de gobierno. 

Venceremos. Ven Seremos.