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Cine y colonialismo israelí

Escribe: Daniel Mathews

Publicado: 2024-06-25

El Estado de Israel fue un invento racista y teocrático de las Naciones Unidas para que el imperialismo tenga el control del Oriente Medio. Eso es algo que todos sabemos. Pero hay una historia que quizá no tengamos en cuenta a pesar de que año tras año nos la repiten en Semana Santa: la justificación cultural de Israel. En los últimos años de la década del 40 y durante toda la del 50 del siglo pasado, por lo menos, las pantallas de cine fueron invadidas de películas supuestamente históricas o religiosas, pero en verdad sionistas. Comentaré solo tres y en orden cronológico.

Sansón y Dalila o la maldad de Gaza

El año 1949, recién creado el Estado de Israel, resultaba provechoso demostrar que los judíos era pura bondad y los palestinos (filisteos en su idioma original) pura maldad. Desde entonces ya se había elegido Gaza como víctima propiciatoria. Y había un pasaje bíblico que se podía usar. La historia de Sansón y Dalila había pasado en Gaza. El amor de un judío de alta religiosidad y una filistea que lo traiciona, lo encadena, lo ciega. Bajo la dirección de Cecil B DeMille, que después dirigiría Los diez mandamientos (ver más abajo), El rey de reyes y otras películas bíblicas o históricas como Cleopatra.

Hay varias diferencias entre la historia bíblica y la fílmica. DeMille sitúa a Dalila (Hedy Lamarr) en la corte. Ahí se ven altos grados de corrupción de los más diversos géneros. Es un lugar de perdición. Sansón (Víctor Mature) tiene dos amores. Uno casto, de una mujer que le ofrece obediencia y fidelidad, Miriam (Olive Deering) y otro sensual, Dalila. Toda su familia le recomienda el amor de Miriam, pero el quiere casarse con una filistea. De ese modo el amor de Sansón es negativo por doble razón: por interétnico y por inmoral.

Un mensaje no solo a los que vemos la película en el resto del mundo sino para los propios judíos de Palestina. Enamorarse de una filistea puede ser peligroso. Es casi como negar a Dios. Tenemos que tener en cuenta que durante siglos la relación entre unos y otros había sido de lo más natural, eran buenos vecinos. Ahora, con la llegada de los sionistas, había que establecer barreras entre los componentes originarios del territorio

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Diez mandamientos o seis días

La primera versión de Los 10 mandamientos fue de 1923, cine mudo. En 1956 se hace la segunda. Espectacular. Es una película que dura 231 minutos (casi 4 horas) si consideramos obertura, intermedio y música de salida. Fue la película más cara en el momento de su estreno. Ganó el Oscar a los efectos especiales, destacando la apertura del Mar Rojo, que es una escena clásica en la historia del cine. Pero, así como se gastó se ganó. Es la octava película más taquillera de los últimos tiempos según los Récords Guinness. En 1999 fue considerada «cultural, histórica y estéticamente significativa» por la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y es una de las películas más repetidas, cada año, por Semana Santa.

Pero el centro de la película no es el encuentro entre Moisés y Dios. Es la opresión del pueblo judío por los egipcios, a los que bien podríamos llamar árabes. Los judíos son mostrados como esclavos y sometidos a crueles castigos. Moisés (Charlton Heston), que ha sido como príncipe en la corte egipcia es piadoso con el pueblo sometido a pesar de que no sabe que él también es judío. Como parte de esa piedad salva de la muerte a Josué (John Derek) y mata al cruel arquitecto Baka (Vincent Price). Por eso es expulsado de Egipto y tiene su primer encuentro con Dios que le ordena liberar a su pueblo. Regresa a Egipto y como le niegan el permiso para sacar a su pueblo de la dominación desata las plagas. Ahí aparece el judío oportunista, Datán (Edward Robinson) que se pone al lado de los egipcios, al lado del poder. Más tarde, cuando ya se da la salida hacia la tierra prometida, será el que promueva la construcción del ídolo de oro. De modo que queda claro que los partidarios de Egipto siempre serán proclives al pecado.

¿Historia bíblica? ¿ficción fílmica? ¿o algo más? La creación del Estado de Israel supuso el inicio de una guerra entre este nuevo Estado invasor y el mundo árabe invadido. Desde mayo de 1948 hasta mediados de 1949 se produce lo que el pueblo palestino llama la Nakba. Pero, como consecuencia de ella, la guerra árabe-israelí. El año en que se hizo la película, 1956, es también el año de fuertes tensiones regionales sobre los Estrechos de Tirán, preludio de la guerra del Sinaí. Egipto cerro los corredores marítimos a los navíos israelíes y fue respondido con una invasión en la que participó la propia ONU. El conflicto duró por lo menos hasta 1967 en que la Guerra de los Seis Días consolida el poder sionista que, desde entonces, tiene ocupados los territorios de los Altos del Golán, Cisjordania (incluyendo Jerusalén Oriental), la Franja de Gaza y la península del Sinaí.

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Inventando una historia o inventando un país

Cuando Asuero (Richard Egan), el poderoso rey del imperio persa, regresa de una batalla contra los egipcios descubre que ha sido traicionado por su esposa. No sospecha de Amán (Sergio Fantoni), su primer ministro, porque ignora que pretende arrebatarle la corona. Fingiendo lealtad al monarca, Amán le aconseja elegir una nueva reina. Entre las candidatas se encuentra Esther (Joan Collins), una joven judía. Esther, a pesar de que está a punto de casarse, acepta el matrimonio con el Rey porque es una forma de salvar a su pueblo. En efecto, Amán tiene el proyecto de exterminar a todos los judíos. El rey persa reiteradas veces está a punto de ceder a las presiones de su primer ministro e incluso toma preso a uno de sus más fieles colaboradores: Mardoqueo (Denis O´Dea). Pero cuando el exterminio de los judíos ya es casi inevitable salen a la luz las traiciones de Amán y se revierte la situación. Son los judíos los que salvan al Rey y, desde entonces, el Estado se llama Israel, se adopta la estrella de David.

La película es de 1960, ya consolidado el Estado de Israel. Pero nos manda varios mensajes. Si hay alguien que no sabe la historia podrá creer que en efecto Israel viene existiendo por lo menos desde el siglo V a. n. e. Pero si estas enterado por lo menos te quedará la imagen de que desde esa época son perseguidos, que merecen tener un espacio donde vivir y que son ellos los que, como Esther y Mardoqueo, reúnen los méritos suficientes como para ser premiados.

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Anticapitalistas

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