En las Olimpiadas que acaban de terminar se jugaron varios partidos que no tienen que ver con el deporte. Hubo una geolimpiada, relacionada a la geopolítica, donde se pusieron sobre la pista los intereses de Estados Unidos y la OTAN para dejar fuera a Rusia. Ningún interés en el pueblo ucranio que preferiría otras medidas más urgentes: no cobrar la deuda externa, por ejemplo. Pero la guerra como pretexto para mantener las disputas inter imperialistas. La verdad es que me aburren. Prefiero hablar de las femiolimpiadas: la competencia por los derechos de las mujeres.

PRIMERA SOMBRA: ISRAEL

El sport-washing (lavado de cara a través del deporte) ha sido uno de los objetivos de las macho-olimpiadas. Seguramente alguien me preguntara por qué distingo la guerra de Ucrania con el genocidio de Palestina. Pero en la misma frase está la respuesta. No es lo mismo una guerra que un genocidio. Es cierto que el gobierno ruso quisiera desaparecer Ucrania. En eso se parecen. Pero los gazaties están desarmados, vienen siendo destruidos desde hace más de 70 años. Y me volverán a preguntar que tiene que ver esto con las mujeres. Además de que sufren junto con todo el pueblo palestino su situación es aún más delicada. Normalmente cuando hablamos de guerras pensamos en soldados a uno y otro lado enfrentándose. Eso no existe en Palestina. Son ciudades enteras que están siendo bombardeadas, incluso hospitales y colegios. Y en esas ciudades el cuerpo de las mujeres también es un territorio de batalla. Nos referimos a la violencia sexual como arma de guerra, las violaciones masivas para forzar los desplazamientos humanos, la esclavitud sexual, la mutilación genital, la esterilización forzada, la trata y prostitución forzada, entre otras, todas prácticas silenciadas, infra denunciadas, difíciles de detectar y cuantificar, que suponen deshumanización y la manifestación más brutal de discriminación y violencia hacia las niñas y mujeres

SEGUNDA SOMBRA: ISLAMOFOBIA 

Ya hace un año el gobierno francés, a través de su ministra  Amélie Oudéa-Castéra, anunció que las deportistas musulmanas estarían prohibidas de usar las ropas que las caracterizan, dejando afuera a varias. El caso de la velocista francesa Sounkamba Sylla resultó particularmente ridículo al permitirle cambiar el hiyab por una gorra. También podemos mencionar a la basketbolista francesa Diaba Konaté que a pesar del amor por su país tiene que jugar bajo bandera norteamericana.  Los últimos 20 años están siendo muy difíciles para las musulmanas en Francia. Recordemos. El año 2004 se promulga la “ley del pañuelo”, que prohíbe los signos religiosos en la escuela pública, pero que va dirigida contra el hiyab. El 2010 se prohíbe el niqab en el espacio público, y en 2016, el bañador de cuerpo entero –llamado burkini– en un puñado de playas en Francia. Lo último ha sido, en septiembre pasado, la prohibición de la abaya en las escuelas públicas y ahora, la del hiyab de las atletas francesas en los Juegos Olímpicos de París.

"El mundo de los deportes no es inmune a los problemas que afectan a los derechos humanos, incluso cuando se organizan mega-eventos como estos,” afirmó el Jefe de Derechos Humanos de las Naciones Unidas Volker Türk, durante su declaración de apertura en un diálogo interactivo que tuvo lugar en Ginebra. “Cuando los atletas usan su voz para promocionar la igualdad en el deporte, se convierten de hecho en defensores y defensoras de derechos humanos,” aseveró

Un hecho interesante es que esto solo se aplica a las mujeres. No existe ninguna restricción por el momento a la religiosidad musulmana cuando es mostrada por los hombres, de modo que estamos hablando de islamofobia dirigida hacia las mujeres –por más que afecte a toda la comunidad– y encarnada en sus cuerpos.

UNA LUZ: LAS MUJERES SON MUJERES

Pareciera tautológico. Las mujeres son mujeres aunque sean altas, bajas, fuertes o débiles. Y sin embargo esto fue una disputa entre el Comité Olímpico Internacional, representado por su Presidente, Thomas Bach,  y la Asociación Internacional de Boxeo que dirige el ruso Umar Kremlev. Este último quería descalificar a la boxeadora taiwanesa Lin Yu-ting y, sobre todo, la argelina Imane Khelif declarándolas "varones" por sus condiciones hormonales. Hasta Trump, Milei o la presidenta italiana intervinieron contra las atletas pero sin conseguir nada. Obviamente dirigieron todas sus baterías contra la argelina. Nuevamente el racismo. Las que consiguieron fueron ellas. Nada menos que la medalla de oro. 

El hiperandrogenismo es producir de manera natural un exceso de hormonas del sexo como la testosterona. La testosterona es producida por hombres y mujeres, pero los primeros la producen alrededor de 20 veces más que las mujeres, con un nivel normal entre 10 y 35 nanomoles por litro de sangre y en las mujeres oscila entre 0.5 y 2.4 por litro. El hiperandrogenismo es una condición que afecta a un 5 por ciento de las mujeres, normalmente provocado por el síndrome de ovario poliquístico Esta condición puede mejorar la masa muscular y la masa ósea, dando en efecto mejores condiciones para el boxeo, pero no supone un cambio de género.

Así que las mujeres somos mujeres, aunque seamos fuertes. El sexo débil es cuento.