El sionismo retrocedió, que no vuelva a avanzar
En el Encuentro Anticapitalista de fin de año dijimos "Aparentemente a "Israel" le sería fácil acabar con Palestina o a Rusia con Ucrania. No es tan así. Ya vimos el triunfo de Vietnam o el de los talibanes en Afganistan". No pensábamos que la historia nos daría tan rápidamente la razón. No pasó una semana del Encuentro cuando veíamos a Netanyahu agachar la cabeza. Y es que, claro, estamos exactamente a 50 años del triunfo vietnamita.
No podemos despreciar para nada la importancia de la resistencia palestina. A pesar del genocidio, a pesar de que hubo más bombas que en la 2a Guerra Mundial, nunca bajaron la cabeza. Quizá quien lo expresa mejor es el poeta recientemente fallecido Refaar Alerer: "Como palestinos, no importa lo que venga de esto, no hemos fracasado. Hicimos lo mejor que pudimos. Y no perdimos nuestra humanidad... No nos sometimos a su barbarie".
La solidaridad mundial no escaseo. En América Latina la encabezaron los gobiernos progresistas de Colombia y México que se sumaron al movimiento mundial de "Boicot, Desinversiones, Sanciones". Si bien es cierto que el movimiento BDS nace abajo, en los pueblos, que los gobiernos se unan es muy provechoso. En el Perú existe el movimiento BDS pero también Intifada y Palestina Libre. Desde este último y con el apoyo de la CNUL se han formado comités en las universidades y en las regiones. Cuando se cumplió del genocidio un año tuvimos movilizaciones en más de 10 de las 25 regiones del Perú.
Un hecho importante a nivel mundial fue el movimiento judío antisionista. Las calles de Estados Unidos, donde viven 6 millones de judíos, se llenaron de fieles bajo el grito "Not in my name" (no en mi nombre). Y es que hay cosas que deben quedar claras: La mayoría de los judíos no vive en Israel. No todos los residentes de Israel son judíos. También viven muchos no judíos en Israel. Por lo demás, fueron las potencias ganadoras de la Segunda Guerra Mundial las que dispusieron la creación del ente sionista, luego de crear las Naciones Unidas. Que los judíos se movilicen contra el ente sionista lo deslegitimó
Pero el triunfo no hubiera sido posible sin una crisis en el propio ente sionista. Crisis que se expresó en una desmoralización del Ejército y en el inicio de movilizaciones pacifistas y anti sionistas. La misma dinámica que hace medio siglo en Estados Unidos y su derrota en Vietnam. Miles de soldados sufren trastorno de estrés postraumático o enfermedades mentales provocadas por el trauma sufrido durante la guerra. Los suicidios se cuentan por centenares.
Pero también comenzaron a darse importantes movimientos de desobediencia al interior del Ejército, como los que se produjeron en la División 252 al mando del general de brigada Yehuda Vach. Según informa el periódico israelí Haaretz los soldados no solo desobedecían a su general sino que incluso lo denunciaban. Afirmaron que los comandantes habían ordenado o permitido el asesinato de mujeres, niños y hombres desarmados en el Corredor Netzarim. El informe citó a un oficial que recordó un incidente en el que un comandante había anunciado que 200 militantes habían sido muertos, cuando en realidad "sólo 10 fueron confirmados como operativos conocidos de Hamas". Y es que para Vach todo palestino debía ser considerado terrorista. Para que un ejército funcione la disciplina es necesaria, rota esta el ejército no funciona más.
Pero también son importantes los movimientos civiles. Standing Together se activó por primera vez en 2015 como un movimiento que reúne a las comunidades árabe y judía israelíes para luchar por la paz, la igualdad y la justicia social entre todos sin distinciones étnicas ni religiosas. Reúne a 5300 miembros y han estado realizando un mitin semanal durante todo el tiempo que duró el genocidio. Es un movimiento político que, además de luchar contra la guerra, se pronuncia por los derechos de las mujeres, las discidencias sexuales, los trabajadores y contra el neoliberalismo.
Los líderes de Standing Together también viajaron a los Estados Unidos para hablar en sinagogas y otras organizaciones sobre su trabajo. En marzo de 2024, algunos activistas del grupo organizaron un convoy de 30 vehículos para intentar entregar ayuda humanitaria al cruce fronterizo Kerem Shaloon pero fueron reprimidos por la policía.
El movimiento pacifista no llega a tener la fuerza que tuvo en Estados Unidos hace medio siglo, pero tiene algo que lo potencia: el hecho concreto de que al interior del ente sionista hay una numerosa población árabe. Judíos y árabes están obligados a convivir. Eso permite la creación de una cultura mixta. Estaba en curso el genocidio cuando se estrenó en la ciudad beduina de Rahat la obra de teatro "El viento amarillo", basada en la novela del mismo nombre de David Grossman y que cuestiona los enfrentamientos religiosos en la región. Aunque Grossman defiende la existencia de "Israel" también cuestiona la política de exterminio que su Estado aplica: "Este conflicto es muy emocional y psicológico. Si los palestinos no tienen hogar y sensación de hogar, nosotros tampoco lo tendremos" dijo en una entrevista para el diario El País.
Grossman está lleno de contradicciones, sionista en tanto defiende la existencia de "Israel" pero opositor a Mileinowski (alias Netanyahu) y defensor de la paz. No son raras estas perplejidades. Seguramente había muchos anticomunistas en el pacifismo norteamericano hace 50 años. Son justamente estas contradicciones con su pueblo y con su intelectualidad las que cercaron al poder sionista. Hay quienes dicen que la paz se la debemos a Biden y Trump. Es nuestro vicio de mirar siempre hacia las esferas del poder. La fuerza de la sociedad puede mucho más de lo que se piensa. Y somos nosotros, los opositores a la guerra de todo el mundo, los que hemos parado el genocidio. Hay que seguir empujando en la misma dirección.