La Interoceanica ¿los progresistas contra la amazonia?
Los partidarios del "progreso", del "desarrollo", suelen ver su objetivo en números, en "crecimiento" del PBI. Esto fue muy claro cuando Pedro Francke fue Ministro de Economía y festejaba que teníamos "el mayor crecimiento de toda América Latina". Habló mucho menos o directamente no habló del indice GINI que mide los niveles de desigualdad o los procesos de destrucción medioambiental. Pero si vemos los gobiernos "progresistas" de América Latina entenderemos que no solo no son menos depredadores que los gobiernos de derecha sino que hasta más. Esto en el caso de Ecuador les ha significado un divorcio con el movimiento indígena y, por lo mismo, la derrota en las últimas elecciones.
Podría poner muchos ejemplos de como esto afecta a los pueblos originarios y a la naturaleza. Esta vez me voy a circunscribir a un tema especifico: la destrucción de la Amazonia por la apertura de carreteras. Podemos adelantar que el principal pulmón del mundo está bajo amenaza. Según la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG) el 68% de las áreas naturales protegidas y territorios indígenas de la región tienen superposición con proyectos de infraestructura y planes de inversión. Obvio que no todos están relacionados a la construcción vial ni todos son obra del progresismo. Podemos establecer una constante: mientras la derecha protege las actividades ilegales el progresismo abre las carreteras que las hace posibles.
En el presente artículo nos proponemos revisar los impactos de una de estas carreteras, impulsada básicamente por los presidentes Lula da Silva y Evo Morales, importantes referentes del "progresismo", con riesgo de destruir el Parque Nacional y Territorio Indígena Isiboro Sécure (TIPNIS). Fue la resistencia indígena la que obligo a Lula da Silva a cambiar planes y negociar con Alejandro Toledo que la carretera pase por Perú, lo que afectó gravemente Madre de Dios como contamos en el presente informe.
UNA CARRETERA HACIA LA CORRUPCIÓN
En noviembre de 2005 el gobierno "progresista" de Brasil (Lula da Silva) construyó un puente sobre el río Acre, límite internacional con el Perú. Así se unían las localidades fronterizas de Assis (Brasil) e Iñapari en el Perú. Pero así también se iniciaba la construcción de una de las mayores obras de infraestructura en la Amazonia: la Carretera Interoceánica.
Detrás de la carretera estuvo teñida de corrupción. Las investigaciones sobre los negocios turbios de Odebrecht, la empresa brasileña dedicada a la construcción, descubrieron una corrupción generalizada que implicó a figuras de alto nivel en toda la región. La empresa se hizo conocida por los procesos judiciales e investigaciones que abarcan 12 países de América y Angola. En ellos se dio coimas a presidentes, ex presidentes y funcionarios del gobierno.
Esta dinámica de ilegalidad supuso la ausencia total de previsiones y planificación. Lo importante era construir, desarrollar, "progresar". Los derechos da la naturaleza o de las comunidades situadas a lo largo de la carretera se pasaron por alto
BOLIVIA: LA DEFENSA DEL TIPNIS
Bolivia tiene las dos áreas con mayor diversidad ecológica mundial: el Parque Nacional Madidi y el Parque Nacional y Territorio Indígena Isiboro Sécure (TIPNIS). Tiene aproximadamente 1 236 296 ha (12 363 km²) y se encuentra ubicada en la zona de alta diversidad biológica es un de las áreas protegidas más importantes de Bolivia: entre el río Isiboro (al sur) y el río Sécure (al norte), en el corazón del país. En el año 1965 se considera por primera vez como área protegida y en 1990 es reconocido como territorio indígena.
Como territorio indígena alberga 12 mil habitantes de tres pueblos originarios de Bolivia: mojeños, yuracarés y chimanes. Estos grupos étnicos llegan a ocupar este espacio en el siglo XIX, al huir del trabajo forzado de la explotación cauchera al cual fueron sometidos desde 1867. Al llegar al TIPNIS lo llamaron “loma santa o la tierra sin mal”. Es un espacio sagrado para ellos.
Pero esa no es la única visión que se tiene en Bolivia sobre la Amazonia. Al otro lado está la mirada "progresista" que, como dice Andreu Viola en su estudio sobre la coca en Bolivia ve "la naturaleza como el enemigo al al cual derrotar a través del trabajo". Desde la década del 80, con el gobierno del MNR, comienza la invasión cocalera (desarrollistas), desplazando de forma muy violenta a los pueblos originarios (defensores del territorio).
Sin embargo, el conflicto una dinámica muy distinta cuando Evo Morales y Lula da Silva firmaron un convenio en el cual Brasil se comprometía a financiar la construcción de una carretera que atravesaría el TIPNIS. Los colonos cocaleros, los madereros y las políticas extractivistas de Morales vieron a esta carretera como el símbolo de progreso y bonanza a sus intereses personales, sindicales y de partido.
La lucha de los pueblos originarios fue muy fuerte. La represión de Evo Morales también lo fue. Pero, al final, fueron los primeros los que se impusieron. Y la Interoceanica se pasó al Perú, donde el movimiento social resultaba menor.
MADRE DE DIOS Y LA INTEROCEANICA
Un reportaje de RTVE muestra como en Madre de Dios se ha creado un Estado paralelo controlado por la banda criminal "Los guardianes de la trocha" ligados a la minería ilegal. En "La Pampa" (entre el kilómetro 98 y 115 de la carretera Interoceánica) no hay alcalde ni policía, el Estado sencillamente no llega, es un territorio abandonado a la informalidad total. La minería ilegal, la deforestación, la trata de personas para prostituirlas (incluyendo adolescentes) son la única norma imperante. Pero no todo es ilegal, también hay concesiones mineras otorgadas por el Estado. Sin embargo, como denuncia Juan Carlos Arique, líder Harakbut, se han realizado sin la consulta previa con dicho pueblo originario. El 70% del territorio comunal ya ha sido afectado. A cambio de eso solo reciben el olvido del propio Estado. "Siempre nos hemos sentido excluidos y nunca hubo presencia del Estado" dice Arique.
Por cierto, esto le ha costado la vida a muchos ecologistas. El año 2020 fue asesinado Roberto Carlos Pacheco Villanueva, hijo del conocido ambientalista Demetrio Pacheco. Es cierto que estos asesinatos se dan en toda la Amazonia, pero la apertura de la carretera ha facilitado las cosas para mineros ilegales y madereros depredadores
OTRA FORMA DE VIDA ES POSIBLE
La lucha de los pueblos indígenas no es solo por la defensa de sus territorios. Son los guardianes de la vida. La Amazonia es el pulmón del mundo. Pero no podremos salvarla si sigue siendo el "progreso" la medida de nuestros éxitos o fracasos.
Es necesaria una planificación económica que sea respetuosa de las diferencias territoriales y que incluya saberes tradicionales. Uno de ellos es la "agricultura migratoria". Es descrita por Karol Arana y Jazmín Escalona de la PUCP:
En primera instancia, las mujeres de los pueblos indígenas amazónicos mantienen una participación activa en el proceso de la agricultura migratoria. Este proceso inicia con la cuidadosa selección de un área de bosque, donde las mujeres lideran la roza y quema controlada para preparar la parcela de cultivo. Con su profundo conocimiento sobre las semillas y las condiciones del suelo amazónico, son las encargadas de la siembra de diferentes variedades de cultivos como la yuca, el maíz y los frijoles (...) Una vez que los nutrientes se agotan, estas sabias agricultoras deciden dejar la parcela en barbecho para que la naturaleza se regenere, mientras buscan un nuevo espacio del bosque para iniciar nuevamente el ciclo migratorio.
Pero, para que esta planificación desde abajo sea posible es necesario que estas mujeres, estos pueblos, tengan no solo control de su territorio sino que su existencia sea reconocida como parte integrante de nuestro país. La mentalidad colonizadora sobre ellos se ha mantenido desde los tiempos de los españoles. Nunca tuvieron participación en las instancias de poder. Es hora de tener una Constitución Plurinacional. Es hora de que esa constitución reconozca el saber de las mujeres, que sea feminista y ecologista.