El fin del neoliberalismo
Estamos en un momento especial. Por un lado Milei quiere llevar al extremo el neo liberalismo. Por el otro Trump quiere romper los Tratados de Libre Comercio y dice que la palabra que más le gusta es "aranceles". Un momento así puede definirse como la crisis del modelo capitalista. No del capitalismo como sistema, pero si de su actual forma de funcionamiento.
A lo largo de su historia el capitalismo ha tenido varios momentos. Como hemos dicho en este blog nace a partir de tres derrotas: la de los campesinos ingleses que se ven obligados por los cercamientos a ir a las ciudades primero como artesanos y luego como obreros; la de las mujeres que les expropian conocimientos y las persiguen como brujas; la de los pueblos originarios de Abya Yala y África que son invadidos y convertidos en siervos y esclavizados.
Eso permitió la acumulación primitiva del capital, pero no crecía la población consumidora. Hasta que apareció Ford que bajó los precios de producción de los automóviles gracias a la racionalización del trabajo y elevo los salarios. Los salarios son ciertamente un coste para toda empresa, que por ello intenta pagar lo menos posible a sus asalariadas y asalariados. Pero también es un factor decisivo para garantizar una demanda solvente, sobre todo en los países donde la gran mayoría de la población es asalariada Es lo que Gramsci llamó "americanismo o "fordismo" y relacionó con la "ley seca":
El denominado "alto salario" (...) es el instrumento para seleccionar una maestranza adaptada al sistema de producción y de trabajo y para mantenerla en forma estable. Pero el salario es de doble filo: es preciso que el trabajador gaste "racionalmente" los sueldos más abundantes para mantener, renovar y posiblemente acrecentar su eficacia muscular nerviosa, no para destruirla o cortarla. De allí entonces que la lucha contra el alcohol, el agente más peligroso de destrucción de fuerza de trabajo, se convierta en función del Estado.
Este sistema no prosperó en Europa, siempre según Gramsci, por la existencia de un "ejército de parásitos que al devorar ingentes sumas de plusvalía agravan los costos iniciales y deprimen su poder de competencia en el mercado internacional". Ese fue el origen de la hegemonía norteamericana y dio lugar a un orden económico con una seria contradicción: se centraba en las fronteras nacionales pero con necesidad de expansión mundial. De ahí el origen de las dos guerras mundiales y de la Revolución Soviética que pronto fue expropiada a los órganos plurales de los trabajadores para pasar al sistema de partido único.
Al final de la II Guerra Mundial se pasa a un sistema político y económico que se ha dado en llamar "política internacional basada en reglas". Reglas que se ponen a si mismos los países imperialistas y que evita guerras entre ellos pero que suponen el control de los países periféricos. No evitaron la guerra de Francia contra Argelia, la de Francia y luego Estados Unidos contra Vietnam, la invasión rusa a Checoslovaquia. La creación de "Israel" para el control del Medio Oriente.
Las Naciones Unidas son una agencia de control de colonias y en el terreno económico, por los acuerdos de Breton Woods, se creó el Banco Mundial, el FMI y se consolidó la primacía de Estados Unidos. Los Estados Unidos no habían sufrido las destrucciones de la Segunda Guerra Mundial, tenían una industria manufacturera poderosa y se enriquecieron vendiendo armas y prestando dinero a los otros combatientes; la producción industrial de los Estados Unidos en 1945 fue más del doble de la producción anual de los años entre 1935 y 1939. Además, por ese entonces en Estados Unidos se concentraba cerca del 50 % del PIB mundial con menos del 7 % de la población.
Las dos crisis del petróleo de 1973 y 1979 sirvieron de detonantes de la crisis, que provocó una fuerte caída de la rentabilidad del sector industrial y la estanflación, una combinación de estancamiento económico y alta inflación. Además, era necesario derrotar el movimiento popular en alza. Sobre todo en Chile donde los cordones industriales se habían constituido en órganos del poder popular y en Inglaterra donde las huelgas obreras estaban en alza. Eso produjo los gobiernos de Pinochet y Tatcher.
El nuevo periodo abierto, que es lo que llamamos neoliberalismo, anuló derechos de los trabajadores, incluido el derecho a reclamar derechos y abrió los canales a la globalización. Curioso juego que tiene de términos que tiene el capitalismo. El liberalismo supone quitar libertades porque la única libertad que importa es la empresarial. La globalización supone la libre circulación de mercancías y capitales, pero no de seres humanos. Sin embargo la realidad es más grande que los proyectos y si hubo migraciones masivas. Muchos de los africanos que intentaron llegar a Europa cruzando el Mediterráneo en embarcaciones improvisadas terminaron ahogados en el mar sin que los sistemas de ayuda europeos se inmutaran. Al contrario, en varios casos impidieron que ONGs humanitarias les dieran auxilio. Los latinoamericanos tuvieron mejor suerte en su migración a Estados Unidos y se formó una clase obrera hispano hablante muy importante en ese país.
Como hemos visto en este recorrido el neo liberalismo es una de las formas que adopta el capitalismo. Con cada crisis el sistema busca re acomodarse y van sucediendo etapas: al primer capitalismo le sucedió el fordismo, luego vino Bretton Woods, luego el neo liberalismo con su globalización y sus Tratados de Libre Comercio. En ningún momento eso supone el fin de la explotación. Al contrario, en cada cambio la clase trabajadora o alguno de sus sectores sufrió importantes perdidas. El fordismo supuso un aumento de sueldos, pero al mismo tiempo un fortalecimiento del lado puramente maquinal que tiene el trabajo, como vemos en la película de Chaplin "Tiempos modernos". Gramsci lo describe así:
desarrollar en grado máximo las actitudes maquinales y automáticas, destruir el nexo psicofísico del trabajo profesional calificado que exigía una participación activa de la inteligencia, de la fantasía, de la iniciativa del trabajador y reducir las operaciones productivas a su solo aspecto físico y maquinal.
Así pues ir contra el neo liberalismo no debía suponer volver a tiempos anteriores sino ser anticapitalista. Ahora pareciera que estamos entrando a un nuevo momento y no sería raro que sectores de izquierda pretendan defender el libre comercio que ayer atacaban. Si bien tenemos que ser solidarios con el pueblo norteamericano que pronto se verá expuesto a una política inflacionaria nuestra bandera no puede ser volver a los TLC. En ese sentido, la respuesta de Colombia y México parece acertada. Si hay que volver a los aranceles se regresará y punto. Ya quisiera Estados Unidos subir ellos los aranceles y que los nuestros permanezcan donde están.
Trump piensa usar los aranceles para financiar los recortes fiscales que están en el corazón de su agenda desde su primera presidencia (y que benefician a los más ricos, por cierto). Supone que, a largo plazo, serán un incentivo para el regreso a Estados Unidos de manufactura que, en décadas de apertura comercial, buscó otras fronteras. Pero una cosa son los buenos deseos y otra los resultados. Una política arancelaria de esta naturaleza desatará episodios inflacionarios múltiples. Los consumidores estadounidenses terminarán pagando más por muchos productos. El mercado norteamericano está conectado al mundial sin retorno posible. La cerveza, la fruta, el vidrio y una lista de verdad interminable de productos llegan de fuera. Los precios van a subir para el consumidor estadounidense. Los multimillonarios que rodean a Trump piensan que el dolor del consumidor promedio es un paso necesario para la reinvención de la economía estadounidense. Como siempre serán los de abajo los que paguen los platos rotos.
Lo que está ocurriendo en Estados Unidos es un fortalecimiento de las estructuras internas del capital para resistir mejor la competencia china. Se producirá para ello una inevitable selección forzada de mano de obra donde solo quedarán los que le sean más útiles al capital. La expulsión selectiva de migrantes es parte de ello. Algunos, los mejor adaptados, quedarán. Otros 30,000, serán llevados a trabajos forzados en Guantanamo. La excusa del gobierno es "garantizar que los migrantes más peligrosos no representen una amenaza para la seguridad pública de Estados Unidos ni de sus países". Pero sin el proceso judicial que lo justifique nadie sabe en que consiste esa amenaza.
Hacia nuestro lado quedan varias tareas que cumplir:
+ Exigir el respeto a los derechos humanos de los peruanos que sean deportados, incluido el de no separarse de la familia.
+ Denunciar a la CIDH cualquier violación de estos derechos. En primer lugar el internamiento en Guantanamo
+ Solidaridad activa con los que lleguen, lo que supone una tarea del gobierno de prestar apoyo económico, laboral y de salud pero también una actitud positiva de todos con nuestros hermanos
Es nuestro compromiso, estaremos atentos.